(...) pero no hay caso. El niño no entendia los carteles de advertencia. El oso, tampoco. Por eso fue que se quedaron alrededor de 20 horas petrificados, mirandosé, escondiendosé, temiendosé.
Angustiados por todo aquel mal que hicieron y dejaron de hacer.
viernes, octubre 06, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario